domingo, 26 de agosto de 2018


Poema.
Se ancla en lo incierto y lo perfuma, agarra la velocidad del crin,
y llega antes que el canto despida
la noche,
habla con las estrellas
y con sus brazos nervudos orienta
la brújula de hierro,
cuando termina contemplará
el sopor del miedo
y los ruidos fugitivos,
no hay ningún lugar callado,
se acuerda que le dijeron
que había un horizonte pegado al cielo, sin discriminar ninguna sombra
no rompe la alianza con la montaña